jueves, 27 de septiembre de 2012

Cuéntalo, alguien lo verá...

Sentir como el papel alía su fuerza con un lápiz, no sé si viejo, o gastado, y como, poco a poco, redondel arriba, trazo abajo, punto al lado y mil signos que van juntándose a los ya puestos para montar mil palabras; palabras que van contando historias, anécdotas con moraleja, moralejas del ¡si lo hubiera sabido...!, calladas, que, al final, puede que nos enseñen cosas, o, también, que nos fastidien por ser producto de un error.
Y así, hoja a hoja, se va trenzando el relato, de lo que quiero contar, que puede no coincidir con mis verdaderas intenciones. Contar que aunque el tiempo pasa, seguimos ahí, aunque las canas pinten mi cabeza y las arrugas mi cara, quiero seguir diciendo cosas, de lo que hizo que me temblara hasta el talón, de lo que me erizó hasta el pelo de la nuca, de como, cada uno de los relatos, que compongo, leo, y me cuentan, llenan un poco más mi equipaje.
Estar dispuesto, decirlo, no quedar al pairo de intenciones, tuyas o mías, saber que tú lo sabes y leerlo, y leer lo que me cuentas; disfrutar de tus cosas, y de las mías.

sábado, 8 de septiembre de 2012

A golpe de maleta y escalones...

... con ninguna gana, y menos deseos, con mil lágrimas que recorren caras asustadas ante el asombro a lo nuevo y otras de "yo no quiero ir..."
Todo, en casa, son carreras, ropa, zapatos, "el babi", mil y una revisión a ver ¿qué falta?, llantos y mohines, buscando la tabla que me salve, "perretas" de no conseguir lo buscado, resignados bajan la escalera, una puerta protectora se cierra a sus espaldas; principio con fin lejano.
Vuelve, la rutina más larga de sus vidas, mochilas cargadas de mil historias, iguales que esperan en una parada imaginaria la "guagua" que los devolverá al lo mismo de siempre.
En las puertas, últimos agarres a mamá, buscando que los mayores los salven... ¡Es que me da pena!, ¡tan chico...!
Luego, un timbre, devuelve a todos a la realidad, pistoletazo de salida, filas, más filas, últimas miradas que buscan a quien, en un arranque de sentimiento, libere sus pesar...
Ya, luego en la clase, la seño o el profe, los primeros días, el monstruo de siete cabezas, luego, al tiempo, las cosas cambiarán...