jueves, 23 de junio de 2022

«Demonio de mil demonios»

 


 No sé si hace militantos o millonmases, cuentan que en las entrañas de Echeyde, hoy Teide, vivía el demonio más malo de todos los demonios, Guayota, que tenía, dicen, su qué de más malo todavía, pero que, los guanches, listos como la luz, le dieron pal pelo y cuernos que lo adornaban.

Cada año, por estas fechas, asomaba el hocico en la entrada de su cueva favorita a la espera de ver como, de una manera u otra, daba "caña" a los pastores que, no sin trabajo, llevaban sus rebaños a pastar a la falda de tan majestuoso pico; él salía, y al ver a los habitantes sin protección ninguna, lanzaba, desde las entrañas del volcán, todo el fuego de que era capaz. -¡Si es que...!, ese fuego quemaba todas las cosechas, la tienducas donde vivían y todas sus pertenencias.


Hasta que... en un intento de devolverle el favor, lo engañaron encendiendo hogueras alrededor de la montaña, cuando el bicho asomó, le hicieron creer que aún duraba el frío invierno, Guayota, temeroso de que se le enfriara el coco, se metió en su cueva y no salió nunca más.

Este hecho ocurrió la víspera de San Juan, cuando encendemos la hoguera que nos aleja todos los males. Cada año lo rememoramos, el Santo nos protege de todas las desgracias que pudieran ocurrirnos.

Felicidades a todos los Juanes y Juanas.

miércoles, 15 de junio de 2022

«Ella, justamente ella, fue la primera...»

 


La primera, sí, la primera, no de las brujas, ya las había, la primera de nuestra particular colección, entre la escoba, colgadas a puertas, en esquinas de muebles, posadas en sobremesa, estanterías varias, y, si me permiten, al lado de la nevera, bandearon, en momentos, sus ochenta y tantas...
Las había de todos los tamaños, con todo tipo de ropajes, con su escoba, inseperable compañera, no sé si hoy vendrán con la aspiradora o el aparatico que, con la luz pilóctica que corre por los hilambres, corretean pasillos, alcobas, y demás estancias; pero las mías no, vinieron a lucirse, a hacer esa silenciosa compañía, todas de regalo, que parece, según entendidos, es como benefician al que las tiene y obtiene.
Hoy, luego de la mudanza, algunas me dejaron en el camino, demasiado desgaste, golpes innecesarios, extremidades mutiladas en un irreparable apaño. otras, por decisión no pensada, se quedaron atrás, para ornar las estancias de otros, ¡cosas de la vida!
Yo, en letras, seguiré dándolas ese homenaje, se lo merecen, muchos años de esa compañía, muchos gritos en el silencio, miles de conjuros y peticiones, ¿por qué no contarlo?, alguna suerte nos trajeron... ¡va por ellas!

sábado, 11 de junio de 2022

«Cochitos, fiesta y carrerillas...»

 


Con un toque de pito, salíamos, almas que lleva el diablo, a coger cada uno el nuestro:
-El 2 corre más
-El 17 es el mejor...
Allí, sentados en el miniasiento, con la ficha puesta en su ranura, esperábamos, ansiosos, el siguiente toque... -Piiiiiiii; aquellos locos cochitos se ponian en marcha, a la primera vuelta, -pumba-, el primer choque del amiguete gracioso, que lucía palmito para que las chavalitas vieran que, al mando del bólido, era todo un crack, ¡claro que...!, mientras lo presumía, en otro pumba, lo devolvían al mundo real.
Según la hora y día, los viajes duraban o no, mayormente no, en el bolsillo se llevaban unas pocas fichas, el viaje, para nosotros, no era barato. Pero sí era gratis, el asomarse al borde de la pista en el tablado. ¡A verlos pasar!, a ver como la gente se lo pasaba. 
-Piiiiiiiiiii... ¡abajo!, todo había terminado, en un pis-pas, mañana, si había cuartos, más. Carreras de los que salen y los que entran, luego, a mirar, que era gratis, y a reírse, del listillo de siempre que, al final, se las llevaba todas.
Coches eléctricos, coches eléctricos, esos ya los llevábamos nosotros en los tiempos que la corriente era de 110, y la gasolina costaba «un duro».

miércoles, 8 de junio de 2022

Cosas de andar... en eso, la Dama

 


Un lunes, el pasado, a esa hora que andábamos esperando por la "misa en memoria" de nuestros seres queridos, Arucas, tu pueblo y el mío; allí estaba, altiva, como siempre, bella, como nunca, «La Dama», apuntando al cielo con sus torres y retándolo a ver quién es más de lo más. En eso, una ocurrencia, la enésima, que nunca, -lo he dicho millones de veces-, será la última. Ella esconde, entre sus aristas, mil tonos, y otros tantos al claroscuro del atardecer. Lo dicho clic-clac, otra entre millones de momentos, una vez más inmortalizada, para la posteridad, de esas que, dentro de tiempo, algún día reencontrarás, y veremos que nada o casi poco ha cambiado.
Llama mi atención las vidrieras laterales a la roseta central, ¿qué se ha hecho con ellas?, parece que le faltara algo, complementos que realzan ese bello monumento; alguien habrá de saberlo, que yo no. 
Por lo demás, sorpresas escondidas, que resaltan al caer la luz, a medida que ese último sol juega con ellas, ahora a poniente, luego, un ratito más tarde, a cambio de astro, hacia oriente.
Da igual, habrán más, más o menos parecidas, guapas, prestantes de color, de armonía en piedra. nos enseñará nuevos matices, grises con casi blancos, azules de vidrio con casi negro de marcos, grandes y hermosos portones, mil cosas...