lunes, 21 de febrero de 2022

«Artilugios en otras épocas...»

 


Corrían los albores del año 1984, casi a finales del siglo pasado, cuando comenzábamos con esto del tecleo y lucecitas de colores, verdes, que era lo que había, la otra, la otra costaba más, y recién salido del servicio mili, más que el tema curro andaba chunguillo, ¡ustedes ya se podrán imaginar!, aún así, un buen día, en un arranque de tener cuatro duros en la hucha, ¡zas!, mi primer ordenata, a ver quién me mandaría a mi.
Sin dilación, la tienda de casi toda la gente, te lo ofrece, a crédito, ¿tendría yo para hacer frente a las letras?, porque todo, en aquellos tiempos, iba con letras, y no las del abecedario precisamente, sino de cambio, a 30 días, que para un artilugio como ese, no meritaba la pena alargar, ni minuto más, la agonía. Pero, con la ayuda del vendedor, que para suerte era mi vecino, el tal establecimiento aprobó la operación crediticia, ¡tío!, pero que técnico hablando, entonces, entonces no hablaba, los tenía en la corbata. ¿El qué?, a saber, que el horno no estaba para bollos.
El modelo, a imaginar, la capacidad, entonces de lujo, 128 K, con disquetes de doble cara a 74 K, todo un mundo de capacidades, era lo que rulaba como último grito por el mercado, en las academias del ramo era la panacea para los estudiantes al uso, todos teníamos nuestro disquete, en el cuál íbamos almacenando las cuatro cosillas que «nuestro profe»,  nos enseñaba, lenguaje de programación "basic", programas de contabilidad, bases de datos, como para no aburrirse, ¡vamos! Más tarde, casi hasta la madrugada, el de casa se convertía en la niña bonita de experimentación; con esas cosillas aprendidas más cuatro jueguetes pillados al trasmallo, ajedreces, simuladores de vuelo, algún barquito y un cochillo que no iba con nada.
Luego vendría la impresora, de carro y cinta, que la inyección fue cosa del futuro, un joystick para jugar, a lo mejor unos altavoces, y algún artilugio más. Se le echaban horas, casi todas de madrugada. Al tiempo, la máquina se quedó insuficiente, empezamos a mirar para otro sitio.

viernes, 11 de febrero de 2022

«No hay artista más grande... en piedra»

 


Lo dicho, no hay artista más grande que mamá naturaleza, va esculpiendo, en su propia piedra, bellezas que permanecen en el tiempo, hasta que ella misma los va remodelando, a golpes de erosión.

No sé donde es el sitio, tampoco quien fue el primero que lo puso en circulación, cierto es que en el móvil al tiru-tiru, alguien, buen amigo, manda este montonazo de maravillas; cosas que si no vas expresamente allí, es muy difícil, por no decir imposible que los veamos.

Yo, en mi empeño de  seamos muchos los que disfrutemos con tales eventos, lo traigo a este medio, ya que hay otros, de nombre no nombrable, que limitan su espacio en Mb y no cabe nada.

No voy a entrar en materia de tisquis-misquis, solo espero que lo disfruten tanto como yo mostrándolo y si alguien tuviera o tuviésemos la oportunidad de ver, verlo en vivo, a compartir, compartirlo, un par de clic-clac y para todos.

martes, 8 de febrero de 2022

Que lo pinta, que lo pinta...

 


Hay grandes genios que además agudizan el ingenio, y, con un poco de echarle ganas, son capaces de crear maravillas.

Un ejemplo está en este chaval, con una brocha, pintura de bote y un medio, es capaz de crear obras, pinturas, de gente que pareciera se van a levantar, animales a pique de rugido, y... yo que sé que mas.

Aquí les dejo la muestra, es un poquillo largo, pero merece dedicarle un poco de nuestro tiempo. ¿Si les apetece?

martes, 1 de febrero de 2022

Nunca nos tomamos un tiempo...

 



¿Cuántas veces a lo largo de la jornada nos tomamos un ratico para pensar en nosotros?, un tiempo sin más ocupación que la que nos cuentan en el presente; sin pensar en nada más, sólo disfrute, relax total y dar rienda suelta... ¡ tú mismo!