Algunos días, no sabemos si de mañana o tarde, con o sin sol, siempre dispuesto; nuestro pintorcete, caballete al hombro, en las manos lienzos y la cajita mágica que da las luces y las sombras, se iba a su minarete preferido, mudo cómplice y testigo de su buen hacer, a darle, pincel en mano, unos coloretes por aquí, ocres por allá, azules de cielo en día destemplado, y una luz casi tenue.
Trazo a trazo, la iba pintando, con paciencia, con cariño, pensando en lo que, nosotros admiradores incondicionales, disfrutaríamos admirando su obra.
Así, de a poquito, la fue plasmando..., hoy, la vemos acabada, en el lugar de honor que le corresponde... «la dama», vigía del norte...; pincelada a pincelada, plasmada queda... bella, imponente...
En mi opinión, lo que hace de verdad grande un lienzo es el espíritu del que lo pinta. Este blog es tu lienzo, QUE GRANDE SOS, "¡¡¡BOLUDO!!!"
ResponderEliminarGracias por el atributazo... mardito roedó
Eliminar