miércoles, 18 de octubre de 2017
No sé si llovía, pero al fin me mojé...
¡No sé!, a lo mejor era por la tarde, o en la hora que mejor no haber estado, el cielo se empezaba a ver algo oscurón, y un airillo frescachón se colaba por la ventana...
¡Al pronto!, ¡zas!, zapatazo de agua, caía como si fuese casi el fin del mundo y ya no quedaba más en el depósito celestial. La gente, corría, corríamos, corrieron a esconderse, en ese afán que nos entra cuando las cosas no pintan bonitas y no mojarse, -que dicen que es malo-; sobre todo para los dolores de reuma; reoma, -dolores italianos- decía Pepito Monagas en la magistral pluma de Pancho Guerra.
La playa, avenida, calles... se pusieron de muerte, ¡¡¡bien de agua, tú!!!, parecía que las olas rompían en la misma avenida, ¿habría alguno que quisiera tirarse de cabeza? -haberlos... siempre-, en fin, cuanto da de sí un día de lluvia, y eso que yo no estaba por todo aquello, y que la famosa, está sacada de un blogg de imágenes de la susodicha playa...
¡¡¡Ya me habría gustado, ya!!!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Nunca llueve a gusto de todos, o no llueve y todo se inunda, ha sido terrible lo que ha pasado en Andalucía, lo vi esta noche en las noticias.
ResponderEliminarBesos.
Por estas tierras nos vendría bien una poca de esa agua, no nos cae desde noviembre del 16.
EliminarRecuerdo alguna de esas, cuando paseaba mis sombra por ahí. Nos refugiábamos en el primer ver, a verlas venir.
ResponderEliminarBarrrrrr, dijiste???? Mardito roedó
Eliminar