Y sí, eran esos tiempos, algunos, solo unos pocos, tenían ese instrumento mágico, los demás... mirábamos, de vez en cuando también voceamos viejos temas; -Don't let me dawn, se oía en el aire, los más espabiladillos acompañaban al tocador, el resto nos balanceábamos en un baile invisible. Luego, a renglón, sonaban otras; también, música de cantantes y grupos en castellano.
Boleros, rancheras, baladas y otras, desgranando sus ritmos en el aire, de ellas, la gran mayoría sabía y entonaban bien las letras; la tarde se iba volando entre las notas; a la señal de las primeras farolas, íbamos saliendo para casita, que mañana será otro día, luego nada, pensando en algún día yo tendré una.
Aquellas tardes estaban llenas de cosas, a lo mejor se cantaba, igual pasábamos el tiempo en una conversa sin fin, algunos tenían sus novietas, o novietes, otros no, pero, contada seguridad, todos sabíamos que éramos amigos, esa amistad casi se podía tocar... mañana volveríamos...
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