Allí, abajo, cerca de la rubia de la arena -en la foto de la agencia aprecía, luego dimos que nos engañaron, parece que la tal rubia, harta de tanto mirón se fue al chiringuito a ponerse hasta las moñas-, miles, tiraban sus... ¡vaya usted a saber! que yo no soy menos, al fuego lento del "Lorenzo", o igual, en las piscinas de los complejos, llenos de ruidosos críos y guiris que vienen a trasegar hasta el infinito.
Luego a la tarde noche, nos, hacíamos lo mismo, dándole curso, achicando tal vez, - excusa, la cena- a unas birritas apañadas al efecto, que venían que ni al pelo para conciliar sueños calurosos, noches de semivela.
Todo bien, pena que se acaba, quizá fuera mejor así, para pensar en repetir; lo peor, esperar todo un año para planear la vuelta.
Bueno, por lo menos este año has podido disfrutarlas, el próximo...¿?¿?¿?¿?¿?
ResponderEliminar¡A disfrutarlas,, yo acabaito de llegar, pero nada de tirarme a la Bartola, que soy mu respetuoso, sino de hacer kilómetros y kilómetros guiado por una tal Filomena. Pero esa ya te la contaré.
ResponderEliminar¡A disfrutarlas,, yo acabaito de llegar, pero nada de tirarme a la Bartola, que soy mu respetuoso, sino de hacer kilómetros y kilómetros guiado por una tal Filomena. Pero esa ya te la contaré.
ResponderEliminarGLORIA: No creas, aún tengo pendiente algo más, en fin, ¡maestros!
ResponderEliminarGUILLE: Lo tuyo no tiene remedio, Filomena va a ser la causa de divorcio entre tú y la vida.