Siempre que llegan las fechas buscamos ese lugar mágico que nos ayude a desconectar de lo cotidiano y, lleno de maletas, protectores del 50 y pico, cajas de menús variopinto, refrescos, aguas y muchas birras; nos echamos al camino. ¡Qué divertido!
Cuando llegamos, aún así sabiendas de la reserva, entregamos ese fajito de estampitas de colores que nos abre el mundo de sonrisas y bienvenidas al mágico país de la holganza y microfelicidad...
El cuerpo pide disfrutarlo y... en ello andamos.
Que lo disfrutes al máximo porque en esas pequeñas holganzas que nos podemos permitir los currantillos se esconde la felicidad rodeado de lo bueno y de las buenas personas queridas.
ResponderEliminarA mí me queda un poquito, en septiembre y estoy contando los días, nos vemos a la vuelta.
Besos holgazanes.
Pues haz como dice la canción: No pares, sigue, sigue, no pares, sigue sigue…
ResponderEliminarMardito roedó