Cuántas veces, -callado compañero-, me perdí entre tus páginas; en ellas fui pirata, romano, camionero, piloto de aeronaves, timonel en submarinos..., millones de cosas.
Viví aventuras imposibles, rescaté princesas, tiré murallas, maté dragones..., viajé a la Luna, conté mares, bajé ríos turbulentos, escalé picos en los confines de la Tierra...
Y también -a buen seguro- crecí y aprendí un oficio, me hice lo que soy, mi dedicación está impresa en tus hojas; miles de palabras me enseñaron cómo poder hacerlo, sirviendo bien a quien pueda interesar.
Hoy, allí, en honorífico puesto, sigues guardando tesoros, dispones -orgulloso-, en abierta oferta, tu lomo; esperas la oportunidad de ver la luz de nuevo, de volver a ser útil, de dar -de tí- lo mejor que llevas, experiencia, gratitud.
Chachoooooo que te había perdido, pero ya te encontré, y veo que entre aventuras y desventuras.
ResponderEliminarPues sí, puse un circo y los enanos se piraron por falta de pago... ¿no te fastidia? ¡si es que...!
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