Pero por estas, también de quienes las quieran disfrutar, el caso no es frecuente y -a su visita- se llenan de gentes y vehículos, lugares que el resto del año permanecen en el más absoluto silencio, roto por el crujir de ramas y cantos de aves que viven y pasan.
Aquí la dejo, sacada de un prestioso diario, para que todos los que no la podemos ver, la disfrutemos, que alguna también es nuestra.
Y por estos lares deseando que caiga yaaaaaaaa. Es una maravilla.
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