sábado, 17 de septiembre de 2016

Tengo un amigo en Facebook...


... que todas las mañanas, cuando aún el gallo da los últimos sorbos a la cazalla para aclarar su cansina voz, y la luna le da las últimas instrucciones a la luz del día; se "bota", móvil a mano, a robarle unos pedacitos a la playa.
Clic aquí, clic allí... luego ya eligirá...
En todas, el ojo mecánico, reaviva colores, los ocres, los grises, azules apagados, el blanquecino de nubes que despiertan, parece, todo, sacado de una paleta, la suya... ¡suerte tiene! 
Pero nosotros, sus incondicionales, no tenemos menos; participamos del espectáculo detrás de la pantalla, sin haber tenido que madrugar, sin pasar los primeros peletes matutinos... y lo disfrutamos, ¡vaya si lo disfrutamos!
¡Gracias, amigo! por traérnosla, por hacernos sentir, desde el clic-clac, la magia de tan hermosa playa, la nuestra...

jueves, 15 de septiembre de 2016

Pequeños detalles que salen a la luz...



En tiempos, ya remotos, alguien ideó que nuestro “cole” tuviera un signo de identidad, la nuestra, y fabricó, a golpe de imaginación, un dibujito de esos que hoy llaman anagrama, qué palabro más finolis.
Luego de varios intentos, de otros, anduvo en algunos escritos, en cartelerías, en mil y una historias, de las de entonces; hasta quedar en el más dormido de los olvidos, esperando una oportunidad.
Hoy ese anagrama vuelve a ver la luz, sale a a la calle, con alguna reformilla, dejando atrás el recargue; para colocarse en el mejor sitio que podía ir, al ladito del corazón de nuestros chavales, como singo de identidad de dónde están y quienes son.
¡Enhorabuena! a quién tuviera la idea, ha sido un acierto… como dirían nuestros chavales… ¡¡¡mola!!!

martes, 6 de septiembre de 2016

Viviendo, a tope, momentos...


Del viaje por tierras castellanas, contaré cosas, fueron muchos los momentos, más los de disfrute, que los otros no cuentan.
Especiales son todos los sitios a los que, desde los madriles, he ido visitando; siempre me ha gustado la capital de las españas, volveré, seguro...
Uno de esos sitios ha sido Salamanca, bella tierra, un poquito de pelete, pero solo mañanero; hay un sin fin de cosas que ver, desde su catedral hasta la casa de las conchas, desde su plaza mayor al entramado de mil y una callejuelas por donde, dicen, transcurre la vida de los lugareños.
En cualquier lugar siempre hay un algo que impacta, además de que pueda ser bello, por la de veces y veces que hemos oído hablar de él: la estatua de Fray Luis de León y la fachada, ahora en obras, de su universidad.
Delante de él recordamos aquella célebre y manida frase: «como decíamos ayer», hoy, los salmantinos, añaden... «diremos mañana». Mucho lo leí de niño, trabajos de colegio, aprendimos su vida, y, de alguna manera, construí ese oculto deseo de verlo, «de cerca»... Todo el conjunto tiene su «qué», revivir, en un momento, los tiempos de universitario, de cuando me tocó. ¡Tengo que volver! y corretar, y vivir, también, su noche... en fin, ¡tantas cosas!