sábado, 25 de mayo de 2013

Maravillas en formato digital


Rulando por algún que otro blog, siempre nos encontramos sorpresas de gran calibre, maravillas que han salido de la mano del hombre y que muy raras veces, los que vivimos fuera, tenemos la oportunidad de admirar, "nos pilla un poco lejos".
Por esas tierras corre más que vive un chavalote que, cámara en mano, para, en un instante, tanta belleza; ya desde la distancia lo es; parece como si el clima quisiese echar una mano, ponerle su toque de color y su luz a tanta hermosura.
José Antonio, el de las Opiniones Intempestivas, a la par de preparar el trote por la zona, desde un punto de privilegio, el Sacromonte granadino, ¡clic, clic!, y momento para siempre, enésimo retrato, que no el definitivo, de la Alhambra.
No le daré las gracias, porque él ya es afortunado con publicitarlo al mundo, ni le pediré más momentos, ya él los plasma cuando los encuentra, ni tan siquiera le diré lo maravilloso que es el motivo, él sabe que lo es.
Tan sólo animarlo, para que siga subiendo éste y más momentos, para que, con el permiso de ustedes, nos alegren el rato, nos deje boquiabiertos ante tanta hermosura.

martes, 21 de mayo de 2013

Paseo al sol...



En la banda oeste de la Maxorata, barlovento, en zonas del sur, donde ya casi la isla se acaba, o... empieza, según se mire; tendida, al sol, está Cofete, catorce kilómetros de jable, aguas bravas bamboleadas por la corriente fría de Canarias, playa donde la vista se pierde entre los azules claros del mar, la espuma juguetona de las olas, un cielo claro, resplandeciente, con un muro natural, el Macizo de Jandía, que la resguarda de miradas de especuladores y vendedores de avaricias.
Allí, cada año, acuden a depositar su carga las tortugas que un día nacieron en ella, luego, con el tiempo, la naturaleza hace el resto, las devuelve al mar para completar otro ciclo.
Las gentes la respetan, acuden a ella alguna vez, disfrutan sus encantos, y, al fin, se vuelven, por donde vinieron..., un baño, otro, agua fría que te empuja mar adentro; sol que se cuela por las rendijas de nuestros poros, aire que azota, con suavidad, cuerpos tendidos en la arena...
Luego, a la noche, y antes de que la luz se disipe definitivamente, por donde vinimos nos vamos, encantados, con ganas, con el respeto que nos merece, ¡hasta otra!, ¡volveremos!, sin promesas, no hace falta, ella estará allí y siempre nos llama, bella, natural, engalanada con sus encantos, agua, sol y jable...

martes, 14 de mayo de 2013

En el fin de la Maxorata...


Cuando vienes o vas, no importa el sentido, desde la cubierta de algún barco, se nos brindan imágenes irrepetibles, que siempre han estado ahí, en las cuales nos fijamos ahora que los viajes se hacen con la luz del día, da igual si amanece o atardece; algunas presentan algún ingenio de la mano del hombre, un faro, una casa, o... ¡vaya usted a saber qué!
En esta, se retrata la Punta de Jandía, al sur de la isla de Fuerteventura, allí se unen aguas de varias corrientes, también, por qué no, más ingenios humanos, pero la belleza, serena y calma, no la rompe ni el más aguerrido invento.
En la Punta, está el faro del mismo nombre, que da luz a navegantes solitarios, mercantes y gentes que se ganan el sustento con lo que sacan de la mar océana.
Cerca, poco antes de llegar, está el pueblo de el Puertito, de pescadores y bares, que, con la tradición del caldo de pescado, van saliendo para adelante.
Su acceso es por carretera de tierra, allí no ha llegado y ojalá no lo haga nunca el piche, que luego traería más bloques y cemento; ya hubo sus intentos, pero la razón se impuso para no "cargarse" este paraje natural.
Ahí está, para quien quiera disfrutarlo...

martes, 7 de mayo de 2013

Con el ojo del otro lado


Era el domingo, esa hora en la que empieza a esconderse un sol que aún calienta el último rato de la tarde; en esta punta, que no se ve, un muelle que espera un barco que viene de algún sitio al que se irá según maniobra.
Enfrente unas calas, y gente tostándose a ese solete, chiquillería que grita alegre en un juego cómplice con el agua. Agua azul, cristalina, espejo natural de un cielo que la pinta de color.
Entre tanto, esperando que llegue, siento el calor, las gotas de agua que salpican el aire, el aire que se va colando entre montañas, montañas que hacen un paisaje reseco, como el desierto.
La sonora sirena que rebota entre barrancos y valles, me saca del hilo, en cubierta, curiosos que colorean el atraque... tarde de domingo, fin de semana, ¡mañana...!