miércoles, 29 de agosto de 2012

¡Pero qué poquito!

Al pasar el tiempo, acechando, como si le fueran en ello sus días, nos van dando, con su implacable -tic- todo se acaba -tac- las vacaciones también, ¿qué me diceeesss?, ¿yaaaa...? ¿tan pronto? Su risa resuena en lo más profundo de mi mente, irónica, jodelona -válgame el símil-, pero definitiva y cierta, todo, todo se acaba...
Atrás queda el sol, el mar también, viajes, holganza, el mejor "haber querido...", también birras y momentos con los amigos, las ganas de que llegue el que viene, de repetir, de ir a ver...
Y hoy, el implacable me dice "¡qué poquito te queda!", todos me lo recuerdan... ¿por qué...?, y no me puedo esconder, tengo que tirar pa'lante, porque, de alguna manera, es cierto, me queda, nada, en fin, llantos de todos los tiempos y de, seguramente, muchos...
Así lo escribimos, hasta ver si, en algún momento, las hojas se me acaban, pero no lo veo... la libreta la van engordando...

miércoles, 8 de agosto de 2012

Allá, donde se cruzan los caminos...

...donde el mar no se puede concebir...
He andado los caminos que se cruzan, con un calor de demonios y con la gota gorda resbalando desde mi frente hasta el infinito.
Cuatro días recorriendo, de nuevo, calles que no acaban, espacios que no invitan al fresco a que dentenga el tiempo, viendo al tiempo buscar sombra debajo de mil toldos, en donde el aire lleva una pegajosa húmedad de máquina, con agua que, antes de tocar los cuerpos, ya hierve.
Aún así, fuego incluido, me sigue fascinando, pidiéndome, a cada paso, volver, a admirar su petrea belleza, sus edificios, sus monumentos, testigos casi mudos del paso del tiempo.
Mirar para entender, entender para comprender, saber que en cada parte, el arte del hombre la ha ido engrandeciendo, retocando y buscando mil razones para pensar en la vuelta.
...donde regresa siempre el fugitivo...