domingo, 28 de abril de 2013

¿Por qué no intentarlo...?

 
Andaba, ¡cómo no!, mandándole a todos mis contactos maileros esta imagen que alguien, sabiamente, me envió al mío, consciente totalmente de que yo haría lo propio, pasarlo a cuántos más mejor, vía ordenata o vía móvil.
Me dije que ¿por qué no corgalo en el blog? Así, a buen seguro, más gente se enteraría, da igual cuántos, sólo más... pero los visitantes tendrían la oportunidad de verlo y reenviarlo o, aunque sea, comentarlo con sus contactos.
La verdad me ha gustado el mensaje, ha hecho que piense en ello, ver que cuántas y cuántas veces, da igual el sitio, tiramos mano al bolsillo y sacamos el aparatito, para mirar la hora que no vemos, las llamadas perdidas que no hemos recibido o lo mensajitos y wassap (al más puro estilo inglés de la Isleta) que no, ni se les espera, van a llegar.
Hace muchos años, siglo pasado, cuando nos sonaba el cacharrito en un sitio, pedíamos perdón, ahora vemos como nos hemos pertrechado de una amplia gama de ellos, tablets, portátiles, ebook (si se dice así que yo siempre fui de franchute)... y algunas virguerías más que no están al alcance de muchos; y donde quiera que estemos, no tenemos ningún reparo en sacarlo y ponernos...
Lo verdaderamente malo es que ya no nos comunicamos de palabra, la pantalla que utilice no transmite mi estado de ánimo, no pinta la sonrisa de quien me escribe, no enseña la ternura de quien te está diciendo te quiero... la birra la saborea el móvil, la comida la disfruta la red, y el chupito... ¡en fin!
A lo mejor podría estar escribiendo horas, cosas que ya todos sabemos, que vivimos día a día..., pero creo que deberíamos volver al cartel, y ponerlo en práctica, hoy uno, mañana dos, pasado..., a ver en cuánto tiempo; no es fácil... ¡pero si no lo intentamos...!

 

jueves, 18 de abril de 2013

Ambientazo...

Llega un grano de arena con sus gafas de sol, toalla al hombro y auriculares en las orejas a la playa de las Canteras, cuando se asoma al borde de la avenida dice:
¡¡¡Uf, que ambientazo!!!
Parece que este finde nos van a visitar miles, millones, con sus gafas de sol, sus toallas... buscando mil playas, metiéndose en todos y cada uno de los rincones de nuestras vidas, llenando hasta los más recónditos escondites a donde la mano, cepillos, trapos y demás útiles no llegan.
El morondón sacudirá sus telas y... ¡hala!, todo para nosotros, se verá o no, el amarillo del cielo, y con ellos vendrá el calor... ¡bah!, menudo tiempito.
Luego, esperemos, como vino lo que no deja se lo lleva, y a su marcha empezarán las tares que se son cotidianas... y a esperar la próxima...
Y la playa no habrá crecido pero tendrá nuevos visitantes, con sus gafas de sol, sus toallas y su lengua ininteligible...

miércoles, 10 de abril de 2013

Para amarguras... la que cae

Baste que pases, ¡allí está!, esperándote, con sus mejores galas y ornamentos, mirando para ti, a ver ¿qué haces? Le gusta mirar tu indecisión, ¡quizás mañana!, tu cara de asombro ante su disposición... el escaparate está bien iluminado, las luces logran resaltar todos sus matices, los blancos y rojos, los marrones y verdes, y tú, yo y todos lo observamos, con la misma intensidad, mientras una gota de saliva corretea por nuestras bocas.
Y sigue allí, esperando, miras... a ver, ¿tienes? hoy no, tal vez mañana, y mientras tanto... otro se lo lleva, desconsuelo, ¡cómo se va a poner...! El de dentro, que te conoce, trae otro, más fresco y guapo que el primero, y la gota es un charco y el charco un torrente, te vas..., vuelves, la última mirada, sigue allí, radiante, ves como te mira, te invita con gritos callados, te tiene... ya volverás, lo sabe, mientras tanto, quieres quitártelo de la mente, no puedes...
Mañana, seguro, será mío, no se lo perdono, tiene que serlo, notas el vacío en el estómago, pero mañana... ¡ah, mañana!

jueves, 4 de abril de 2013

De vuelta... y vuelta...


Después de una semanita de puro asueto, botado, o no, en esas playas guisando las chichas, hasta las sobrantes, llenando la arena del color cangrejo, disfrutando de la birrita en el chiringuito, hasta altas horas; comiendo lo que se tercie para no pasar penurias, degustando sancochos, pescaditos a la como te salga, y mirando, de vez en cuando, el almanaque a ver por donde vamos.
Al final, regresamos, llenos de recuerdos a nuestros quehaceres cotidianos, se acabó lo que se daba, la realidad te pincha las carnes, ¿cuánto me habrán recortado?, la eterna duda; ¿cómo vendrán después de andar brincando tantos días?, ¿faltará alguien y habrá que sustituir? Menos mal que ya falta poco para el final.
De todo ello dejamos el buen recuerdo, se nos notan los kilillos ganados, a muchos, que a otros no, lo de los michelines lo tenemos en las ruedas del coche, hace ya tiempo que dejamos de machacarnos el coco y de luchar contra lo que ya es imposible, lo nuestro no es falta de voluntad, es un callo que no se quita.
Volvemos al curro con el incipiente moreno, otros blancos por haber estado pasando, ¡mira tú!, frío voluntario o metidos, así de sencillo, en casita y saliendo de noche a achicar unas pocas frescachonas... en fin... volver a empezar...