jueves, 24 de mayo de 2012

Y llegó el último día...

Y en aquella playa a orillas del Mediterráeno, esperaba aparcado a la tropelia de chiquillos y chiquillas dispuestos a convertirse en aguerridos pilotos del estrambótico vehículo contratado al efecto.
Ellos correrían -como pilotos de Fórmula AQUA- el gran premio de las «mil olas», trazando curvas imposibles en la espuma del rompiente. Luego, acudirían a boxer, a secarse y un traguito de agua, que el circuito está muy salado.
Afuera, quedaron los menos atrevidos, jaleando la carrera al paso de la caravana, apostando chuches y golosinas a ganador su preferido, haciendo "la ola" a la ola.
Al final de la carrera no hubo podio, tan sólo el escenario de contar las inagotables aventuras vividas, de cómo aquél cayó, o el partigazo que se dio por no mirar que venía otro coche loco y sin frenos.
Luego, sin ganas, hubo que abandonar el circuito, para pintar de tristeza el «¿ya nos vamos? ¡con lo bien que me lo estaba pasando...!».

3 comentarios:

  1. Pero el recuerdo les quedará para siempre, y al maestro más.

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  2. Seguro que será un recuerdo que contarán 20 años después cuando se encuentren con alguno de sus compañeros.
    ¿Te acuerdas de quel dia en la playa con el profe tal? eso, perdona, no tiene precio, que recuerden al profesor con añoranza es un regalazo.

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  3. GUILLE: Con toda seguridad, lo malo es que, muchos, sólo te recordarán por ese motivo... ¡pena!
    GLORIA: Casí te digo lo mismo que al Guille, lo único que añado es que de ellos, bastantes, me recordarán por un motivo que a mí, egoista y personalmente, me gusta más... que he sido importante como "maestro", sólo eso.

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