miércoles, 9 de septiembre de 2015

Haberlos... hay los..


Había un brujo que, brujiando por la calle, lanzaba mil hechizos y conjuros a paisano que se encontrara.
Llevaba en su mano tamaño y horrible pajarraco, mientras guirres, sapos, lagartijas y cuervos saltaban, revoloteaban o corrían por su siniestro capaje.
Los niños, -sapos y sabandijas- en su vocabulario, se burlaban, apedreándole como si fuera una botella...
-Brujo andrajoso...
-Sapo rastrero...
le gritaban, mientras él, con mirada cansina, les maldecía...
Y la historia se repetía, una, otra, mil...; y mañana, más, y muchos en el tiempo.


2 comentarios:

  1. Tranquilo, el brujo creo que aplicaba aquella sentencia: Dejad que los niños se acerquen a mí, que detrás vendrán sus madres.
    Mardito roedó que cosas se te imaginan.

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  2. Real como la vida misma... además es la foto del perfil del Llarena... impresionante.

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